viernes, 21 de junio de 2013

LA GLUCOSA

   Seguramente habremos oído hablar mucho acerca de la diabetes pero quizás no sepamos como se llega a producirse. He aquí algunas informaciones acerca de la glucosa:

   La glucosa es el principal combustible de nuestro organismo. Puede decirse que desde el punto de vista energético, los seres humanos somos, biológicamente, un motor que funciona a base de glucosa.
   Todos los carbohidratos de los alimentos se transforman en el tubo digestivo en glucosa, que pasa a la sangre y es llevada a todas las células de nuestro organismo, Pero su depósito principal está en el hígado, que actúa como almacén regulador. La glucosa se almacena en está glándula en forma de glucógeno, polisacárido de reserva, que se convierte de nuevo en glucosa cuando las necesidades del cuerpo lo requieren. De esta forma, el hígado se encarga de mantener un nivel de glucosa en la sangre bastante constante: aproximadamente un gramo por cada litro de sangre. En las células , de los músculos también se almacena una pequeña cantidad de glucosa en forma de glucógeno, que se transforma de nuevo en glucosa cuando se realiza cualquier actividad física.
   Cuando el nivel de glucosa en la sangre baja, y las reservas del hígado y de los músculos (que duran sólo para unas horas) no consiguen subirlo, por estar ya agotadas, se produce una situación de hipoglucemia. Si esto ocurre de forma brusca, se producen llamativos síntomas, como sensación de mareo, hambre intensa, pérdida de fuerza e incluso pérdida de conocimiento con caída al suelo, fenómeno que se conoce como lipotimia o desmayo.
   La glucosa es transportada por la sangre a todas las células del cuerpo. Gracias a la energía que proporciona cuando se quema, combinándose con el oxígeno en el interior de las células, la glucosa hace que todo el organismo funcione: que los músculos se contraigan, que se produzca calor en el cuerpo, y que el cerebro desarrolle sus funciones, especialmente el pensamiento. De hecho, este maravilloso organismo necesita, para funcionar correctamente, que se les suministren dos sustancias de forma ininterrumpida: la glucosa y el oxígeno. Cada día nuestro cerebro consume unos 140 gramos de glucosa.
   Para que la glucosa pueda penetrar en el interior de las células, y ser allí quemada, produciendo energía, necesita de la acción de la hormona insulina. Cuando no hay suficiente insulina en la sangre, porque el páncreas no la produce, la glucosa se acumula en la sangre, aumentando su nivel en ella, en lugar de entrar en ellas para ser utilizada.
   Una vez en las células, la glucosa necesita vitaminas del grupo B para poderse metabolizar, es decir, para poderse quemar y producir energía. Por ello, al consumir azúcar refinado (sacarosa prácticamente pura), el organismo tiene que utilizar sus propias reservas de vitaminas B para poder metabolizarla, con el riesgo de agotarlas. El azúcar refinado es un alimento muy pobre: sólo aporta calorías, pero no las sustancias necesarias para poderlas aprovechar.
 

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