(El Lic. Ureña es Pastor, y miembro de la Asociación Científica
CRS - Creation Research Society)
"Ya'akov bar Yosef akhui di Yeshua".
Lemaire explica en la Revista de Arqueología Bíblica que de los cientos de cajas fúnebres de aquella época que se han encontrado, sólo en dos aparece algún tipo de referencia al hermano del muerto.
Aunque en varios pasajes de la Biblia se lee sobre los "hermanos" de
Jesús, el catolicismo entiende que esta palabra indica un parentesco,
como "primos", pero no un lazo de sangre directo, ya que para el Vaticano, la Virgen María sólo concibió -por la gracia divina- a Cristo.
Unas palabras en arameo en el interior de un osario de caliza podrían convertirse en la primera referencia arqueológica sobre la vida de Jesús de Nazaret.
"Jacobo, hijo de José, hermano de Jesús".
Eso dice la inscripción analizada por el filólogo francés André Lemaire,
de la Universidad de la Sorbona, en una urna fúnebre que según los
expertos data del año 63 después de Cristo.

Esto indicaría, según el investigador francés, que el Jesús al que se
hace referencia en este osario era una persona popular o públicamente
conocida, como el Nazareno.
Si se comprueba la teoría del filólogo francés, esta urna sería la
primera referencia arqueológica sobre Jesús del primer siglo. Hasta hoy,
el objeto más antiguo en el que aparece el nombre del Nazareno es un fragmento del Evangelio según Juan en un papiro que data del 125 después de Cristo, aproximadamente.
¿El hermano?
Según Flavio Josefo, el historiador judío del primer siglo, Jacobo
-conocido también como Santiago o Tiago- fue condenado a muerte por
lapidación en el año 62 o 63 por predicar la divinidad de Jesús.
"El hermano de Jesús, también llamado Cristo, Jacobo de nombre", escribe
Josefo, pero la Iglesia católica nunca ha aceptado que aquel que vio la
luz en Belén haya tenido hermanos biológicos.
Muchos ortodoxos ven en Jacobo a un hijo anterior de José, mientras que
los protestantes casi en su totalidad se inclinan por la hermandad
biológica.
El osario
La inscripción que ha causado tanto revuelo arqueológico, histórico y teológico llegó a ojos de Lemaire por casualidad.
Un hombre que ha preferido mantenerse en el anonimato compró la urna hace 15 años en un remate, por una cifra entre 200 y 700 dólares.
El comerciante árabe que se la vendió le informó que provenía de un suburbio de Jerusalén colmado de tumbas antiguas.
Durante una reunión, el nuevo propietario invitó al filólogo a echar una
ojeada a las palabras talladas en la piedra sin saber ninguno de los
dos lo que saldría de ese fortuito encuentro.
Los osarios de este tipo fueron utilizados por los judíos entre los años
20 y 70 después de Cristo. Luego de que el cadáver de la persona
querida se desintegraba tras estar enterrado cerca de un año, los huesos eran guardados en estas urnas de piedra calcárea.

Este artefacto es uno de los pocos artefactos de
la antiguedad que menciona las figuras del Nuevo Testamento. Otro de los
objetos que se ajusta a esta rara clasificación es el osario de Caifás,
el Sumo Sacerdote que entregó a Jesús a los romanos. La tumba de Caifás
fue descubierta en 1990. Además, hace unos 40 años los arqueólogos
descubrieron una inscripción en un monumento que mencionaba a Poncio
Pilato.
"El osario de Santiago podría ser el
descubrimiento más importante en la historia de la arqueología bíblica,"
dijo Hershel Shanks, editor de Biblical Archaeology Review. "Tiene
implicaciones no solamente para escolásticos, sino también para el
entendimiento en general de la Biblia." En otras palabras, ahora no hay
excusa para decir que Jesús no fue un personaje histórico.
Las pruebas de laboratorio llevadas a cabo por parte de Geological Survey de Israel confirmó que la piedra caliza provenía del área de Jerusalén y más importante que todo, muestra libertad total de influencias modernas.
El asombroso descubrimiento es también
significativo porque corrobora con la existencia de José, el padre de
Jesús, Santiago, el hermano carnal de Jesús (la palabra usada en esta
recién descubierta escritura se refiere a un hermano carnal, no a un
primo u otro familiar, como intentaron promover los católicos para
defender la doctrina inventada a mediados del 1900 para defender la
alegada "virginidad perpetua de María") y finalmente prueba la
existencia de la Iglesia cristiana a temprana edad después de la
crucifixión de Jesús. (Ver Mateo 13:55-56 y Gálatas 1:18-19).
Ya se ha levantado una oleada de "científicos"
quienes, en pos de una ciencia objetiva, han lanzado una nube de dudas
sobre el descubrimiento tratando de alegar que la mención de estos
nombres pudo haber sido puramente coincidencial. Sin embargo, los
científicos responsables del descubrimiento alegan que aunque el uso de
estos nombres mencionados en el artefacto arqueológico eran muy comunes
en los tiempos de Cristo, las probabilidades estadísticas de que
aparezcan combinados de la forma en que lo fueron es absolutamente imposible. Además, alegan los descubridores, la mención de un hermano de una persona tan conocida como lo era Jesús en esos tiempos no es rara.
¿Pero será Jesús, el hijo de Dios para los cristianos? Otros arqueólogos
sólo han considerado "probable" la teoría de Lemaire pero no se
arriesgan aún a aceptarla. "Es probable que nunca tengamos la certeza"
indicó Kyle McCarter, de la Universidad John Hopkins.
A este cienfífico de la universidad John Hopkins
debemos preguntarle, ya que es un conocido evolucionista, si él es tan
"objetivo" en su creencia de la evolución, sabiendo que las
posibilidades de que la vida haya evolucionado de manera puramente
natural en el planeta tierra es 1 dividido entre un 10 seguido por 40,000 ceros.
Pero por supuesto, aceptar este descubrimiento supondría la aceptación
del Cristo histórico, y eso, eso mis queridos lectores, está más allá de
las posibilidades para el señor McCarter. ¡Eso significaría tener que
arrepentirse!
Gloria a Dios el Padre que ha permitido que en el momento en que a Él le ha convenido,
estas cosas hayan salido a la luz pública para gloria del nombre que es
sobre todo nombre, el NOMBRE DEL ÚNICO DIOS VERDADERO... JESÚS DE
NAZARET.
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