domingo, 24 de marzo de 2013


LA GRAN FE DE JORGE MÜLLER

Cuando en 1.936 inició su obra en favor de los huérfanos, decidió depender exclusivamente para obtener ayuda. Desde esa fecha hasta 1.959, dicha institución, había percibido donativos que superaban los tres millones de libras esterlinas; todo como respuesta a la oración y sin haber pedido a nadie una ofrenda.
La fe de Müller llegó a ser proverbial, e inspiró a muchos otros a confiar en Dios. En cierta ocasión en que cruzaba el Atlántico, el barco en que íba penetró en una zona de densa niebla. Müller se acercó al capitán y le dijo:
-He venido a verlo para decirle que debo estar en la ciudad de Quevec el sábado de tarde.
-!Imposible!
-Muy bien-respondió Müller-, si su barco no puede llevarme, Dios utilizará algún otro medio. Jamás he dejado de concurrir a una cita en 57 años.
-Me gustaría mucho ayudarlo si pudiera-dijo el capitán-, pero no puedo hacer nada.
-Vamos a la cabina de mando y oremos-dugirió Müller.
-Pero, ¿Tiene usted una idea de cuán densa es la niebla que nos envuelve?-preguntó el capitán.
-No-fue la respuesta de Müller-, mis ojos no miran la densidad de la niebla sino que se concentran en el Dios viviente, que controla cada circunstancia de mi vida.
Juntos fueron a la caseta de mando y allí Müller oró: "Oh Señor, si es tu voluntad, ten la bondad de quitar la niebla en cinco minutos. Tú sabes que el sábado debo estar a tiempo en una cita que tú concertaste para mí. Creo que es tu voluntad que llegue a tiempo".
Cuando hubo terminado su breve oración y el capitán estaba por comenzar a orar, Müller lo tocó en el hombro y le dijo que no lo hiciera. "En primer lugar-le explicó-, usted no cree que Dios hará desaparecer la niebla; y en segundo lugar, creo que ya lo ha hecho, de modo que no hay necesidad de pedirselo más".
Dios nos ama profundamente y desea ayudarnos. Si le damos ocasión hará grandes cosas para nosotros. -"Pedid-nos dice Jesus,- y se os dará".
LA GRAN FE DE JORGE MÜLLER

   Cuando en 1.936 inició su obra en favor de los huérfanos, decidió depender exclusivamente para obtener ayuda. Desde esa fecha hasta 1.959, dicha institución, había percibido donativos que superaban los tres millones de libras esterlinas; todo como respuesta a la oración y sin haber pedido a nadie una ofrenda.
   La fe de Müller llegó a ser proverbial, e inspiró a muchos otros a confiar en Dios. En cierta ocasión en que cruzaba el Atlántico, el barco en que íba penetró en una zona de densa niebla. Müller se acercó al capitán y le dijo:
-He venido a verlo para decirle que debo estar en la ciudad de Quevec el sábado de tarde.
-!Imposible!
-Muy bien-respondió Müller-, si su barco no puede llevarme, Dios utilizará algún otro medio. Jamás he dejado de concurrir a una cita en 57 años.
-Me gustaría mucho ayudarlo si pudiera-dijo el capitán-, pero no puedo hacer nada.
-Vamos a la cabina de mando y oremos-dugirió Müller.
-Pero, ¿Tiene usted una idea de cuán densa es la niebla que nos envuelve?-preguntó el capitán.
-No-fue la respuesta de Müller-, mis ojos no miran la densidad de la niebla sino que se concentran en el Dios viviente, que controla cada circunstancia de mi vida.
   Juntos fueron a la caseta de mando y allí Müller oró: "Oh Señor, si es tu voluntad, ten la bondad de quitar la niebla en cinco minutos. Tú sabes que el sábado debo estar a tiempo en una cita que tú concertaste para mí. Creo que es tu voluntad que llegue a tiempo".
   Cuando hubo terminado su breve oración y el capitán estaba por comenzar a orar, Müller lo tocó en el hombro y le dijo que no lo hiciera. "En primer lugar-le explicó-, usted no cree que Dios hará desaparecer la niebla; y en segundo lugar, creo que ya lo ha hecho, de modo que no hay necesidad de pedirselo más".
Dios nos ama profundamente y desea ayudarnos. Si le damos ocasión    hará grandes cosas para nosotros. -"Pedid-nos dice Jesus,- y se os dará".

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