Para una buena adaptación:
- Partir de la base de que los problemas matrimoniales son normales e incluso necesarios para el crecimiento de la pareja.
- Ser tolerante con las diferencias e imperfecciones del otro, no atosigando al cónyuge con una larga lista de quejas.
- Sobre los desacuerdos de importancia, dialogar con el cónyuge en momentos de tranquilidad y no en medio de la crisis.
- Tener en cuenta que es necesario, por ambas partes, renunciar a ciertas actividades, costumbres, hábitos, etcétera, para hacer sitio a las del otro.
- Centrarse en lo positivo del cónyuge tanto a la hora de pensar en él/ella.
- Ejercitar la paciencia en la espera de los resultados ya que las soluciones vienen a su debido tiempo, si hay buena voluntad por ambas partes.
- Mantenerse alejado de ambas familias de origen a la hora de resolver conflictos. Si se precisa consejo externo es mejor acudir a una persona neutral con experiencia matrimonial o a un psicólogo.
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