miércoles, 7 de agosto de 2013

DIARIO DE UNAS VACACIONES: LANZAROTE



El miércoles 24 de Julio emprendimos las anheladas vacaciones. Aunque el avión no salía hasta las cuatro de la tarde, nos despertamos muy temprano y enseguida me puse a planchar toda la ropa y a hacer la maleta, de manera que a las diez de la mañana ya estábamos preparados. Algunas personas me habían hablado         de las características especiales del paisaje de esta isla pero yo preferí, al contrario que mi esposo, no buscar fotos por Internet y dejar que la misma isla me sorprendiera.
Habíamos contratado con la empresa Aparca&go siete días para dejar nuestro coche en su aparcamiento y pensábamos utilizar el gps del móvil de mi marido para llegar sin problemas hasta el aparcamiento puesto que ellos luego te llevaban a la terminal del aeropuerto pero el gps no funcionó y nos fuimos a la aventura.
Buscábamos el pueblo de Sant Boi de Llobregat donde supuestamente estaba situado el aparcamiento pero después de dar una vuelta por los alrededores comprobamos que sería más complicado de lo que nos imaginamos encontrar el punto de encuentro.
Mi esposo empezó a perder los nervios cuando por fin lo encontramos. Pudimos constatar que el lugar necesitaría una mejor indicación.
Después de aparcar el coche fuimos llevados rápidamente a la terminal y allí nos llevamos otra sorpresa. Habíamos esperado encontrar cola en la ventanilla donde debíamos facturar las maletas y retirar los billetes de avión pero no fue así. Después de la facturación resolvimos comer en una cafetería del aeropuerto de Barcelona. Creí que encontraríamos un restaurante pero debimos conformarnos con un bocadillo. Según mi marido, no habían mas restaurantes pero cuando comenzamos a dar vueltas descubrimos algunos más.
El tiempo de espera transcurrió lentamente. Teníamos muchas ganas de llegar a Lanzarote. Por fin anunciaron nuestro vuelo en una pantalla y pudimos entrar en el avión. Un avión de Air Europa que nos decepcionó un poco. El pasillo era muy estrecho y la distancia entre los dos asientos, o sea, el lugar para las piernas era muy justo. Nos tocaron los dos asientos interiores, de tres que habían y el hombre que se sentó en el asiento que daba al pasillo era de unos treinta años y tenía a su mujer y dos niños en los asientos que se hallaban al otro lado del pasillo. Nuestra idea era ir al lavabo del avión cuando pudiéramos desabrocharnos los cinturones pero eso no pudo ser porque el señor de al lado se quedó dormido las tres horas que duró el viaje y no quisimos molestarle. Y yo me pregunto, ¿cómo puede una persona dormir tres horas seguidas en un avión donde todo el mundo hace ruido?
Por fin el piloto nos avisó de la llegada al aeropuerto de Lanzarote y lo primero que hice cuando aterrizé fue ir al baño.
Después de obtener las maletas comenzamos a buscar un cartel con nuestro nombre pero no había ninguno. Entonces vino un hombre con un cartel en el que ponía "Travelplan" y fuimos a preguntar. Efectivamente, era el hombre al que habíamos de seguir. Nos condujeron junto con muchos otros hasta un autobús o guagua y, después de comprobar que nos encontrábamos  en la lista, nos fueron llevando hasta nuestros respectivos hoteles. El nuestro era "Hesperia Playa Dorada y prácticamente la última parada. Mañana os contaré un poco más acerca de este viaje.  

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