1. Expectativas realistas
Las expectativas ilusorias constituyen un gran peligro para el matrimonio. Muchos jóvenes piensan que el matrimonio es un estado de felicidad permanente. Por desgracia, se decepcionan al descubrir que la realidad no coincide con sus ideas previas.
La felicidad no es un estado, es algo que se planea, se busca y se mantiene con esfuerzo. El libro Saving your marriage before it Starts (Salve su matrimonio antes de que empieze), de Les y Leslie Parrot, 1.996, presenta cuatro mitos del matrimonio que constituyen un gran peligro, especialmente para los recién casados:
- "Cuando nos casemos no tendremos grandes diferencias".
- "Cuando nos casemos los buenos momentos se multiplicarán".
- "cuando nos casemos desaparecerán los malos momentos"
- "Cuando nos casemos mi pareja suplirá mis defectos".
2. Buena comunicación
La habilidad para comunicar más allá de la mera información cotidiana, es decir, el intercambio de sentimientos y emociones, siempre aparece en los estudios entre los dos o tres factores de éxito que encabezan la lista. La inmensa mayoría de las parejas consideradas felices están satisfechas con la forma de comunicarse con el cónyuge. En un estudio donde participaron más de veinte mil parejas (Olson, D. H., Fye, S. y Olson, A., 1.999), se comprobó que la mayoría de quienes habían sido identificados como parejas felices contestaron afirmativamente a preguntas tales como:
- ¿Estáis satisfechos de la forma en que conversáis mutuamente?
- ¿Tu cónyuge hace comentarios edificantes (y no despectivos) hacia tí?
- ¿Te sientes cómodo/a al pedirle al cónyuge lo que deseas?
- ¿Te resulta fácil expresar tus sentimientos a tu compañero/a?
3. Capacidad para resolver conflictos
Debido a la amplia variedad de experiencias antes del matrimonio y a la multiplicidad de modos personales de ser y de pensar, ciertos conflictos en la vida de casados son inevitables. La solución está en saber cómo resolver estas situaciones. El tema es tan importante que dedicaremos otro apartado para aprender modos de solucionar conflictos conyugales.
4. Agrado por la personalidad del otro
Otro factor de importancia primordial es sentir agrado y admiración por la forma de ser del otro. Cuantos más rasgos admiremos en nuestra pareja, más sólido será el edificio de la convivencia. Y esta admiración ha de expresarse con palabras de elogio hacia el cónyuge para nutrir su autoconcepto, un escalón básico hacia el éxito matrimonial.
Naturalmente existen rasgos en el otro que no son de nuestro agrado. Rasgos tales tomo la testarudez, la dominancia, los celos, la inestabilidad emocional o la falta de puntualidad están arraigados en ciertas personas y hemos de entender que probablemente no desaparezcan después de la boda. Sin embargo, con esfuerzo y perseverancia pueden debilitarse y ambas partes adaptarse al cambio.
5. Valores éticos y religiosos
Religión y ética aparecen como valores de gran importancia en la estabilidad de las parejas. Cuando hay consenso en estas materias, los lazos interpersonales se fortalecen profundamente, ya que las creencias y convicciones no sólo están en la mente sino que alcanzan prácticamente todos los aspectos de la existencia humana: desde el empleo del dinero, hasta el trato con otros.
Según los estudios realizados en este tema (ver Stinnett, N.; Defrain, J. y Defrain, N, 1.997), las parejas y familias de éxito, suelen contar con creencias religiosas y convicciones éticas similares. En cambio, la falta de estas, puede ser la causa directa de serios y peligrosos altercados.
6. Acuerdo en las responsabilidades de cada uno
El reparto de funciones y responsabilidades en la vida matrimonial es una de las grandes piedras de tropiezo en los recién casados.Por esta razón debe ser parte integrante de cualquier programa de preparación para el matrimonio. En efecto, es necesario debatir si uno o ambos cónyuges van a trabajar. Si se opta por lo último, hay que saber cual de los empleos es más importante, dato este útil si hubiera que aceptar un traslado. Y si tienen hijos, hay que saber el papel que el padre y la madre desempeñarán en su cuidado y educación. Otras decisiones menores, pero a la vez importantes, tienen que resolver quién se ocupará del automóvil, de la limpieza de la casa, de la colada, del planchado o de la cocina. Estas fueron cuestiones simples en el pasado, por la rigidez de las asignaciones, pero hoy son complejas y requieren una buena dosis de condescendencia en ambas partes para alcanzar acuerdos satisfactorios.
7. Acuerdos sobre cómo usar el tiempo libre
El estilo de vida actual permite mucho más tiempo libre que hace un siglo cuando el trabajo era más intenso, dentro y fuera de casa. Este avance conlleva el riesgo de conflictos a la hora de usar el tiempo de ocio. Es necesario explorar este tema también. "¿Cuáles son mis actividades favoritas?" "¿Cuáles las suyas?" "¿En qué puedo cambiar para acomodar algunas de mis preferencias a las suyas?" El acuerdo no tiene que ser absoluto, pero ambas partes han de sentirse satisfechas con el resultado.
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