lunes, 9 de diciembre de 2013

SALUD: EL COLESTEROL

¿Alguna vez habéis intentado comprender los resultados de un análisis de sangre? Ciertamente es una tarea ardua y a veces casi imposible. Hay una prueba que se utiliza mucho: la prueba del colesterol. Hoy me gustaría explicaros sobre este tema que preocupa a muchos de nosotros.

El colesterol es un lipido compuesto (un tipo de grasa) del grupo de los esteroles que se encuentra exclusivamente en los alimentos de procedencia animal, y que nuestro organismo fabrica además en el hígado.
Su función: Sirve como materia prima para la síntesis de las hormonas sexuales, entre otras, de las sales biliares y de las membranas celulares.
Qué produce su desmesurado aumento: Cuando su nivel aumenta en la sangre, tiende a depositarse en las paredes de las arterias, deteriorándolas y estrechando su luz, lo que se conoce como arterioesclerosis. Por ello, un nivel alto de colesterol predispone a un mayor riesgo de infarto de mopcardio, trombosis arterial y falta de riego sanguíneo en las extremidades.
Existen dos tipos de colesterol: colesterol LDL y colesterol HDL. El colesterol LDL  circula por la sangre unido a las lipoproteínas de baja densidad. LDL es una abreviatura de Low Density Lipoprotein en inglés. Representa aproximadamente el 78% del colesterol sanguíneo total. El colesterol LDL favorece la formación de la arteroesclerosis. Es el llamado colesterol malo.

Colesterol HDL: Circula unido a las lipoproteínas de alta densidad. HDL en abreviatura de High density Lipoprotein en inglés. Hace un tiempo que se ha puesto de manifiesto que este tipo de colesterol, al que se le llama coloquialmente colesterol bueno, tiene una acción preventiva de la arteroesclerosis. Cuanto más alto sea su nivel en sangre, tanto mejor.

Consejos para reducir el nivel del colesterol
  • disminuir el consumo de carne, especialmente de cerdo, así como de vísceras, embutidos y patés.
  • no tomar más de tres huevos enteros por semana. No hay límite para las claras (el colesterol sólo se encuentra en las yemas).
  • tomar preferentemente leche y productos lácteos descremados, evitando especialmente la nata, la mantequilla y los quesos grasos.
  • reducir el consumo de dulces, pasteles y repostería.
  • aumentar el consumo de fibra vegetal (cereales integrales, fruta, especialmente manzanas, y verduras), que absorbe en el intestino las sales biliares necesarias para la formación del colesterol.
  • Usar aceite de oliva alternado con aceite de semillas (maíz, germen de trigo, girasol, etc).
  •  evitar la tensión nerviosa y el estrés.
  •  hacer ejercicio físico todos los días.

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