martes, 3 de diciembre de 2013

PAREJA: LA TRANSMISIÓN DE VALORES




   Todos los padres emplean una gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo personal en suplir las necesidades físicas de su prole. Sin embargo no todos se detienen en su obligación de transmitir valores que hagan a sus hijos aptos para la convivencia social y el servicio a sus semejantes.
   Una de las amenazas más serias de esta generación es la idea prevaleciente de que transmitir valores, especialmente los religiosos, limita la libertad de los hijos. Y así, se concluye que es mejor no enseñar nada y esperar a que los niños tengan edad suficiente para que ellos escojan sus propias creencias. Este planteamiento es muy peligroso, pues utilizándolo estaremos simplemente educando a nuestros hijos sin valores positivos que promuevan el respeto por los demás. He aquí algunas directrices para llevar a cabo esta tranferéncia de valores:


  • Identificar los valores concretos que han de enseñarse. Cada cultura y familia en particular valora, en mayor o menor medida, ciertas conductas y actitudes, los padres deben ser conscientes de las cualidades éticas, sociales, morales o religiosas que desean impartir a sus hijos; como por ejemplo, se incluye la lista siguiente: 
  1. Valores sociales: respeto a los demás, altruismo, cortesía, urbanidad, limpieza, orden.
  2. Valores morales: veracidad, generosidad, justicia, dominio propio, honestidad, caridad, bondad.
  3. Valores religiosos: creencias, amor a Dios, fe, meditación en las Sagradas Escrituras, oración, culto individual y colectivo.
  • Enseñar con el ejemplo. La enseñanza de los valores debe hacerse por medio de la debida instrucción, explicaciones, razonamientos e ilustraciones. Pero, además, dichos valores tienen que ser demostrados de forma práctica por la propia conducta de los padres. La enseñanza preceptiva de conductas, como la honradez yo el respeto mutuo
  • Aprovechar los ejemplos de la vida real.
  • Las noticias, los sucesos del vecindario o los ejemplos de la naturaleza constituyen una buena oportunidad para introducir e ilustrar aspectos de la condición humana, de los valores sociales o de Dios como creador. Los pequeños se benefician especialmente de estas lecciones objetivas y su aprendizaje redunda en un carácter sólido y estable.
  • Llevar a cabo algún proyecto humanitario en la familia. La enseñanza de los valores se refuerza definitivamente con la práctica. Así, la familia que se propone la ayuda sistemática a ciertas personas con necesidades o mantener un proyecto ecológico en beneficio del barrio, están no sólo enseñando, sino también practicando y haciendo duraderos estos valores en cada uno de los miembros de la familia.
  • Usar la familia como plataforma de enseñanza de la religión. Cuando los padres tienen una creencia religiosa, la familia es el principal medio de transmisión. Así, la oración en familia o la reflexión en grupo sobre textos sagrados, o la percepción de la mano de Dios en los sucesos del acontecer diario, se hacen habituales en la mente de los niños. De esa manera se desarrollan no solo en el conocimiento sino también en la aplicación de principios que los harán personas más aptas para la convivencia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario