Al año del nacimiento, cuando el niño comienza a andar y a explorar su entorno, la tarea supervisora se hace más fatigosa. Los años siguientes hasta el comienzo de la etapa preescolar y escolar, van a ser duros. Muchas parejas descubren que tener hijos es más difícil de lo que esperaban. La madre, que generalmente lleva la carga de criar a los hijos, se queja de que el padre no ayuda lo suficiente. Todas estas cosas puenen ser el preludio de una crisis conyugal. Pero puede prevenirse, y por ello, es importante contar con estrategias de supervivencia. Prueba las siguientes:
Filtra todo con el cristal del buen humor. Para superar esta dura etapa has de ver el lado cómico de las cosas. Después de todo, al concluir este período, nadie lo recuerda con amargura. Es preferible reir que llorar.
Realiza "terapia de grupo" con otras madres y padres. No hay actividad más útil para la salud mental que reunirse varios padres y madres, en el parque o en casa, mientras los niños juegan, para intercambiar experiencias sobre la tarea infantil. No sólo es pedagógico (se aprende mucho en dichos encuentros), sino también terapéutico, pues se abandona la reunión con una sensación de alivio al comprobar que otros tienen tus mismos problemas.
Nutre tu relación de pareja. La relación conyugal es básica y fundamental como sistema de apoyo. Cuando la relación entre esposos es óptima, el esfuerzo físico y emocional que demandarán los hijos se reduce. Por eso es importante dedicar tiempo y cuidado a hacer feliz al cónyuge. Reserva con regularidad algún momento para una escapada con ayuda de un familiar o del servicio de una canguro.
Busca apoyo en la familia. Sea la del uno o la del otro, los abuelos, los tíos... suelen estar dispuestos a echarte una mano. Madres e hijas, especialmente, suelen sentirse ahora más cerca que nunca. En una medida razonable, este apoyo familiar es altamente beneficioso para todas las partes.
Ten mucha paciencia. Los cambios en los niños y el advenimiento de cierta madurez llevan su tiempo, pero finalmente llegan. Ayuda pensar que cada etapa es única e irrepetible y que hay que disfrutarla todo lo posible.
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