lunes, 17 de marzo de 2014

NUTRICIÓN: LA IMPORTANCIA DE LA VITAMINA C

   Durante siglos, el escorbuto fue una de las enfermedades más frecuentes, especialmente en los meses de invierno, en los que la dieta se hacía monótona a base de cereales y carne desecada o embutidos, y en los viajes en alta mar. En el año 1.928 el químico húngaro Szent Györgyi descubrió esta vitamina, y se comprobó que abunda en los alimentos de origen vegetal.
   La vitamina C es la vitamina de los vegetarianos por excelencia. Nadie que se alimente a base de vegetales podrá tener carencia de vitamina C. Con una sola naranja, que contienen unos 50 miligramos de vitamina C, o con un tomate, que puede llegar a los 130 miligramos, se cubren con creces los 30 miligramos diarios que recomienda la OMS/FAO.
   La vitamina C es muy sensible al calor y a la luz por lo que, cuando los alimentos se cuecen o fríen, pierden una buena parte de su contenido, igualmente pasa con las conservas.

Funciones
   La vitamina C interviene activando las funciones de todas las células. Es un poderoso antioxidante, por los que frena los peocesos bioquímicos de envejecimiento celular, que son mayormente de tipo oxidativo. Favorece la absorción de hierro en el intestino, contribuye a la formación de defensas contra las infecciones, neutraliza las toxinas de la sangre, interviene en la cicatrización de las heridas, y realiza otras muchas funciones de gran importancia fisiológica.
   Como ya he mencionado anteriormente, su carencia da lugar al escorbuto, que se caracteriza por debilidad, propensión a las infecciones, anemia, y hemorragias en las encías y en la piel.
   Algo muy importante a tener en cuenta es que la vitamina C no se acumula en el organismo, por lo que debe ingerirse a diario. De ahí la importancia de comer cada día fruta y hortalizas frescas.

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